La defensa de Brenda Uliarte pidió citar a Cristina Kirchner para que diga si «se autopercibe mujer»

El pedido para que se convoque a la expresidenta se hizo con argumentos insólitos. Una testigo quedó detenida por falso testimonio. El peritaje del celular de Sabag Montiel y el testimonio de Agustina Díaz, la amiga de Uliarte.

La última audiencia del juicio por el intento de magnicidio contra Cristina Fernández de Kirchner vino recargada con momentos que generaron sorpresa, enojos y máxima tensión. Por un lado el defensor de Brenda Uliarte pidió que se cite a declarar a la expresidenta para que diga si se autopercibe mujer. Una solicitud que desató una ola de rechazos, desde la querella hasta la presidenta del tribunal. Por otra parte, una testigo que quiso beneficiar a Gabriel Carrizo fue detenida por falso testimonio. Luego, el tribunal mandó a peritar el teléfono dañado del principal acusado, Fernando Sabag Montiel, y será el último intento con riesgo de que el contenido se pierda definitivamente. Por último, declaró Agustina Díaz, la amiga a la que Uliarte le decía que había mandado a alguien a matar a la entonces vicepresidenta y en medio de su relato la acusada rompió en llanto. 

«¿Cristina Kirchner se considera una mujer?»

En la misma lógica de las teorías que buscan responsabilizar a la propia CFK por el atentado contra su vida y/o por el funcionamiento de su custodia, hasta por las indicaciones que daba ella a sus guardaespaldas, el abogado de Uliarte, Alejandro Cipolla protagonizó un planteo que causó perplejidad: fue cuando propuso pruebas frente al agravante de violencia de género aceptado por el Tribunal Oral Federal 6 (TOF6) y pidió que la expresidenta vuelva a prestar testimonio para que declare «si se considera o no mujer». Con visible provocación lanzó este argumento: «Más allá de que biológicamente pueda ser considerada una mujer, no podemos tener certeza con esta cuestión, lo que sería indispensable para la tipificación por la fiscalía en razón de violencia de género». 

cambio, pidió incorporar un protocolo latinoamericano de Naciones Unidas para la «investigación de las muertes violentas de mujeres por razones de género». 

Gastón Marano, defensor de Carrizo, pidió que sean incorporadas 10 tapas de revistas y que se cite a una editora de Noticias para que explique las tapas donde CFK aparecía –por ejemplo– con el gesto de un orgasmo y el título «El goce de Cristina», entre otras mencionadas por la querella como formas de ataque. La fiscalía había hecho notar la reciente tapa igual a la de «el goce» pero con Javier Milei después que surgió en el juicio el planteo por violencia de género. Marano también pidió una evaluación psicológica que determine si su defendido es machista. 

La testigo que fue presa

Otra de las sorpresas del día fue la detención de Lidia Alejandra Benítez, una mujer de 25 años, amiga de Carrizo a quien la fiscalía y la querella terminaron acusando de falso testimonio, a lo que la defensa de Sabag no se opuso. De pelo negro lacio, con nervios visibles desde el comienzo de su testimonio, Benítez tuvo contradicciones con la declaración que había prestado durante la investigación en primera instancia en diciembre de 2022. Por empezar, cada vez que en el juicio le preguntaban algo relevante la respuesta era «no recuerdo» o «era un chiste». Por ejemplo: Carrizo le escribió por Whatsapp después del atentado, le mostró que ella conocía al autor del intento de magnicidio y dijo que el trabajo lo iba terminar él. Ella dijo, a tono con los argumentos del propio acusado, que era una broma. Entonces la fiscalía preguntó por qué había borrado los mensajes y su explicación fue que «la prensa es amarillista» y ella sabía que a su amigo lo iban a «culpar injustamente». En un momento incluso afirmó que ponía «las manos en el fuego por Carrizo». 

Pero hubo cuestiones muy puntuales que determinaron que termine presa: en la etapa de instrucción había dicho que Carrizo le contó que tenía un arma de fuego para autodefensa en su casa, pero en el juicio dijo que no, que era un chiste y se trataba de un arma de juguete. Es un tema clave, porque en los chats posteriores al atentado surge que Carrizo les habría dado a Uliarte y Sabag Montiel un arma calibre .22, que no fue la que se utilizó y nunca apareció pero se sospecha que la hicieron desaparecer. 

Benítez dijo que participaba en «juntadas» con Carrizo y allí había visto a Sabag Montiel y a Uliarte. A Sabag relató que lo conocía de antes, de Facebook, que lo invitó a una fiesta y después de 2019 no lo había visto más. Lo que aseguró en el juicio es que Carrizo y el hombre que intentó dispararle a CFK no hablaban de política. Sin embargo ante la fiscalía de instrucción había narrado que cuando se reunían en la casa de Sergio Orozco (la vivienda en Barracas donde solían encontrarse los llamados «copitos»), Sabag Montiel y Carrizo no solo hablaban  de política sino que el primero decía que si mataban a la entonces vicepresidenta  se terminaban los problemas del país y el peronismo. Cuando le leyeron su propia declaración sostuvo que en realidad era un chiste, que Carrizo bromeaba y que Sabag lo decía en serio. También le mostraron que le había aconsejado a Carrizo borrar el estado de whatsapp donde decía «Seguro el próximo sos vos Alberto!». Pero ella insistía en que él tenía «un humor muy negro», el propio discurso de defensa del jefe de los vendedores de algodón de azúcar. 

cambio era elogiosa con Eduardo Prestofelippo, El Presto. 

Agustina contó que a Uliarte la había afectado la pérdida de un bebé con pocos días de vida. En  ese momento la rompió a llorar y tuvo que salir de la sala. El 1 de septiembre, día del atentado, contó Díaz, Brenda puso un estado de whastapp donde «decía que se iba a casar con el hombre que había hecho lo que hizo, que tuvo huevos para hacerlo y que esa persona iba tener por siempre su corazón». También le dijo a ella que «Sabag no había practicado y que ella lo hubiera hecho mejor». 

Fuente: Página12

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